5 KB

Pantalla de inicio VIc-20

Si les cuento que en los 80 había un ordenador doméstico que tenía 5 KB de RAM, capacidad para mostrar en pantalla 9 colores y que funcionaba sin disco duro ni nada parecido (el almacenamiento de programas se hacía a través de cintas de cassette o cartuchos), algunos quizá no lo crean.

Pero sí, existía; Y tenía nombre y apellidos: Commodore Vic-20.  Yo fui poseedor de uno de estos equipos, y lo que más me sorprende es que aun con tantas limitaciones, era capaz de hacer cosas. Cosas como mostrar gráficos, reproducir sonidos, juegos e incluso hacer funcionar hojas de cálculo… A un nivel muy sencillo, eso sí. Pero si tenemos en cuenta que un documento de texto de Word en blanco (por poner un ejemplo) ya ocupa 25 KB, aquello me parece toda una proeza. Porque olvidaba decir que de los 5 KB del Vic-20, quedaban libres en realidad para el usuario 3,5. El resto era para el sistema.

En aquel momento era incapaz de imaginar todo lo que iba a venir después. Todas las aplicaciones, cada vez más complejas, que iban a definir una nueva forma de trabajar, divertirse y más importante aún, de comunicarse. Quizá por eso, a veces no puedo evitar mirar atrás y acordarme con cierta nostalgia de aquel ordenador, que para mi fue la puerta de entrada a otro mundo, y de las cosas que era capaz de hacer con la mínima expresión tecnológica, si la comparamos con los equipos actuales. Se diría que hasta tenía un punto “ingenuo” ese momento… Pero también hacía disfrutar.

Todo esto me lleva a pensar qué veremos en los próximos 20 años. Seguro que todos los equipos que usamos adquirirán un punto tan modesto como ahora tienen los de los 80… Y podremos acceder a utilidades y aplicaciones inimaginables ahora mismo (más aún con el campo de la robótica en plena ebullición), pero que sin duda, serán sorprendentes y apasionantes.

En mi caso al menos, espero con impaciencia todas esas novedades.

José M. Ichaso
Colaborador de Rivendel Grupos y Organizaciones

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Taller «Los Náufragos de la Calle Providencia»

Los Náufragos de la Calle Providencia: Una metáfora para introducirnos en el análisis y conocimiento de los grupos y equipos

Las personas nacemos y crecemos en grupos: la familia; el aula; el grupo de amigos; el equipo de trabajo. Somos seres sociales que adquirimos características y valores a través de las vivencias grupales. Nuestro desarrollo personal y profesional necesita la relación con los demás. Necesitamos ser autónomos al tiempo que somos parte de un grupo.

Son muchos los grupos a los que pertenecemos a lo largo de la vida y cada uno de ellos actúa como un organismo, con una estructura sistémica y una dinámica compleja, que le permite cumplir sus funciones.

En este taller, se planteará el análisis de la dinámica de los grupos y los equipos a través de metáforas presentadas en fragmentos entresacados de dos películas.

CONTENIDOS

I BASES PARA EL CONOCIMIENTO DE LA IDEA “GRUPO”
• Introducción
• La impresión, la idea y la memoria
• “Mi tío de América”: una perspectiva biológica del comportamiento.
• El grupo primario
• La identidad grupal.

II. LOS ELEMENTOS QUE DAN CARÁCTER AL CONCEPTO “GRUPO”
• Los elementos grupales: individuos, roles, relaciones, tarea, contexto y estructura
• “Los náufragos de la calle Providencia”
• Del grupo al equipo de trabajo

OBJETIVOS

– Introducirnos en el análisis del concepto, y de la realidad, “grupo”.
–  Conocer los elementos que conforman un grupo y su estructura, como factores que posibilitan su funcionalidad, crecimiento y cambio.

FECHA Y HORARIO

El taller se realizará el sábado 26 de noviembre en Zaragoza, de 10 a 14:00 y de 16 a 20:00 h.

Para más información e inscripciones, click aquí

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¿Ciudadanos o Consumidores?

Vivir en un estado social y democrático de derecho no sólo implica el reconocimiento y disfrute de derechos, requiere de obligaciones. El ejercicio en plenitud de estas facultades nos convierte en ciudadanos.

Mucho ha costado alcanzar un ejercicio de ciudadanía basado en el uso de las libertades, el sentido de identidad y pertenencia a un proyecto común, el respeto y aceptación de la pluralidad y el fomento del bien común. Pues bien, este ejercicio de acción colectiva está en crisis y está minando el universo de valores, sentimientos, anhelos y creencias que, hasta ahora, nos han permitido alcanzar un alto grado de igualdad y de movilidad social ascendente.

En cierta medida, estamos asistiendo a un creciente desprestigio de lo público, del espacio común, frente al individual. Se enfatizan los derechos pero no las obligaciones, se fomentan los proyectos individuales frente a los globales. La esfera pública pierde valor y, en contrapartida, se van adoptando valores y creencias que ven deslegitimado el sistema de representación política, se pone en tela de juicio la prestación de servicios públicos y se minora el grado de participación altruista en la acción colectiva. Por el contrario, se fomenta la cultura del ocio, el individualismo, el consumo y el cortoplacismo (el futuro ya no es lo que era…).

Habrá quien piense que esto no es bueno ni malo, que es distinto, y que produce vértigo porque supone un giro en nuestro sistema de creencias y de nuestras “verdades eternas”. Yo no soy de esa opinión. Es cierto que la sociedad se sustenta en valores y que éstos pueden ser cambiantes. No obstante, poner en peligro nuestro capital social puede quebrar el frágil equilibrio basado en la confianza mutua, en el crecimiento basado en el mérito, en el surgimiento de oportunidades en virtud de redes sociales estables y en la seguridad jurídica de nuestras sociedades occidentales.

Quizás debemos reinventar nuestra democracia para hacerla más atractiva, justa y eficiente, debemos ser más exigentes con nuestros gobernantes y con nosotros mismos, debemos interiorizar una mayor cultura cívica, debemos fomentar los cauces de participación,…  Aunque el esfuerzo sea titánico, es peor la alternativa de perder los derechos de ciudadanía. Para ello, tenemos la obligación de seguir siendo ciudadanos y no rebajarnos a convertirnos en meros consumidores.

Alberto Gil Costa
Sociólogo y funcionario

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Un viaje de emociones

Trabajo en una ONG y cuando viajo a América Latina mi cabeza en un cóctel de emociones. Primero por lo que dejas en España. Después porque tu trabajo consiste no tanto en desarrollar la actividad bajo planteamientos técnicos sino entender, comprender e interpretar la marea de sentimientos que fluyen a tu alrededor.

Desde el chantaje emocional al que te somete la historia común de nuestros pueblos y la velada acusación permanente de neocolonialismo, hasta la dureza, dignidad e incluso atracción cercana al “voyeurismo” que a veces produce la pobreza. Pero sobre todo, la impotencia que en muchas ocasiones genera la imposibilidad de mantener relaciones de igual a igual y descubrir que el respeto profesional sólo proviene de una confundida visión de tu persona u organización como potencial donante o “conseguidor” de fondos.

Ante esto, es habitual tomar la posición del “último guerrero”, solo ante la ingente tarea de intentar solucionar en 20 días problemas estructurales, con el consiguiente agotamiento y frustración.

De todas formas, mi experiencia me dice que sobre todo, y probablemente es el mayor choque emocional, recibes de golpe algo olvidado en la sedada Europa (incluso en el mediterráneo), el calor humano. Amor, empatía, cariño…  Por eso, mis continuos viajes han sido posiblemente los mejores momentos profesionales y personales de mi vida. Hasta el punto que sentí ya hace tiempo la necesidad de que mi familia más directa, mi mujer y nuestro hijo, compartieran conmigo todas estas emociones y hayamos tenido la suerte de poder hacerlo.

Pablo Barrenechea
Director captación recursos ECODES

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Felices ideas

Hace unos días al rellenar una instancia para participar en las conferencias TED que tendrán lugar en Zaragoza el próximo día 5 de noviembre, me encontré  con la pregunta de si tenía alguna idea para promover la felicidad, tema sobre el que se centra este evento.


De algún modo me parece una declaración de intenciones en toda regla, con la que además estoy profundamente de acuerdo: contamos con todo el potencial que ofrecen las personas interesadas en asistir desde el mismo instante en que se ponen en contacto con la organización. Pero además también creo que es una excelente idea para ir caldeando un ambiente de creatividad que favorezca la búsqueda de ideas que puedan ayudar a esta sociedad a ser más feliz.

Una vez superada la agradable sorpresa inicial ante esta pregunta, me puse a pensar y ordenar ideas para poder cumplir con la original solicitud formulada en la instancia. Quizás no sea excesivamente original, pero lo que se me ocurrió fue reclamar espacios en la enseñanza donde resulte posible compartir sueños, donde los niños y adolescentes puedan participar desde su identidad, libres del corsé de las apariencias, donde se reconozcan y se valoren las capacidades y habilidades de todo el mundo, donde en definitiva puedan permitirse ser como son y sentirse respetados por ello. Probablemente éste debiera de ser un enfoque transversal a toda la actividad educativa, pero para empezar podría ser una buena idea al menos crear la asignatura de “Cómo ser felices”. Quizás suene un poco raro, pero si pensamos que éste debería de ser el objetivo vital de cualquier persona, por qué no dedicarle al menos la misma importancia que a las matemáticas.

Arturo Palacios Araus
Cocah personal y de equipos de trabajo. Formador en Relaciones Humanas de profesionales que trabajan en el ámbito público y privado

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Bienvenidos/as

Con la creación de este blog Rivendel Grupos y Organizaciones quiere invitarte a participar en una tertulia como las de toda la vida en las que, al calor de una confortable compañía, cualquier idea, conocimiento o punto de vista es entendido como una oportunidad para aprender y disfrutar del potencial que posee todo grupo humano.

Para ello periódicamente iremos publicando artículos sobre relaciones humanas y emociones desde enfoques individuales, grupales, organizacionales y sociales que permitan la observación y el análisis a través de perspectivas distintas a las que se suelen emplear normalmente.

A partir de ahí esperamos que todas las personas que vayáis asomándoos desde vuestras ventanas virtuales forméis parte del grupo de «tertuliano/as» que nace hoy mismo y que a través de las aportaciones que realicéis, este espacio se vaya convirtiéndolo en una lugar donde sea posible reflexionar y aprender desde lo que nos enseñan lo/as demás. Bienvenido/as.

Estáis en vuestra casa.
Rivendel Grupos y Organizaciones

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